Podría comenzar este texto describiendo las grandes hazañas y estadísticas de la carrera de Troy Aumua Polamalu a lo largo de 12 temporadas de la NFL, todas ellas utilizando el número 43 con el negro y amarillo. Sin embargo quiero comenzar este texto de una forma más personal, como una carta a mi jugador favorito de los Steelers.
Hola Troy, tal vez no me recuerdas, pero tu me diste una de las primeras entrevistas que le hice a un atleta de la NFL en mi carrera, en la Temporada 2010. Ese año terminarías siendo nombrado el Jugador Defensivo del Año. Recuerdo que ese día hablamos por teléfono sobre muchas cosas, incluyendo por qué no te cortas el cabello, de cómo honras a tu madre con tu segundo nombre, sobre la vez que te tacklearon del cabello o sobre las expectativas de los Steelers para ese año.
Lo que más me sorprendió fue el contraste de tu voz, la cual sonaba relajada y tranquila, llena de calma y reflexión, con lo que cada domingo mostrabas al ponerte el uniforme de los Steelers y salir al terreno de juego. Básicamente a lo largo de tu carrera nunca te detuviste, ya sea para hacer una tackleada, atacar al quarterback o robar el balón.
Nunca te lo dije, pero fue un honor seguir de cerca toda tu carrera desde que los Steelers subieron por ti a la primera ronda del Draft NFL 2003 hasta que jugaste tu último partido como profesional, en los Playoffs contra los Ravens.
La palabra espectacular no hace la suficiente justicia a tu estilo de juego. En una jugada podías estar como un linebacker más y tacklear al corredor detrás de la línea de golpeo. En la siguiente estabas en cobertura logrando alguna acrobática intercepción y más tarde, en el mismo partido, esperando el momento ideal para atacar el lado ciego del quarterback.
Todos tienen un momento favorito en tu carrera de 158 partidos de temporada regular y 15 de postemporada. El mio es la gran intercepción a una mano que hiciste de un pase de Philip Rivers. Pero encasillarte en una sola jugada es imposible. 32 intercepciones, 14 balones sueltos provocados, 783 tackleadas, dos anillos de Super Bowl, múltiples llamados al Pro Bowl y parte vital de una de las defensivas más dominantes de los últimos 20 años en la NFL.
También está la imagen que tengo grabada de ti, en la banca del equipo, viendo hacia el terreno de juego o hacia tus entrenadores, listo para la siguiente gran jugada, con una sonrisa en la cara de alguien que sabe que no puede ser detenido.
Y es por eso que el próximo sábado sería increíble ver tu reacción al escuchar que el presidente del Salón de la Fama de la NFL toque la puerta de tu cuarto de hotel para avisarte que formarás parte de la Clase 2020 del Salón de la Fama. Y será un honor recordar tu carrera y legado en agosto mientras, con tu calmada voz, des tu discurso en Canton, Ohio, cerca de la inmortalidad de la historia de este deporte.
Espero en un par de días escribir en este mismo espacio todas tus credenciales y describir la forma en que entraste a esta Clase, las reacciones de los Steelers... y ver a miles de aficionados vestir tu jersey 43, el cual hasta el día de hoy no se olvida.
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