Mi aventura comienza en Monterrey, Nuevo León, el jueves 7 de diciembre a las 5:00 AM. "Señor, si señor", así es como responde un camión lleno de aficionados de los Steelers a Jesús "Chuy" Vera, líder de los Regios de Acero y guía de esta expedición, bueno más bien una odisea en donde recorreremos casi 2,900 kilómetros en poco menos de 40 horas. El plan es estar el domingo 10 de diciembre en el Heinz Field para ver la rivalidad entre Steelers y Ravens, pero debemos llegar a Pittsburgh el viernes por la noche para poder conocer la ciudad y lugares especiales para los fans del equipo.
"Hay un camión con un ambiente más familiar y otro en donde va la raza", son las indicaciones de Chuy a todas las personas que, a pesar del frío y de la hora, están notablemente emocionadas y todos traen puesta al menos una prenda de los Steelers. Chuy me voltea a ver y me dice sonriendo: "tu te subes conmigo en el de la raza". Ese es el comienzo de mi aventura con los Regios de Acero. En el momento en que tomo mi lugar en el camión y después de convivir un poco con algunos compañeros de viaje, caí rendido hasta llegar a la frontera del río Bravo.
Hemos cruzado la frontera y se reanuda nuestro viaje, en McAllen. Las indicaciones son muy claras, necesitamos llegar a Dallas antes de las 8 PM ya que es el primer partido de la final del futbol mexicano y se enfrentan los dos equipos de Monterrey: Tigres vs Rayados.
Entre cada parada poco a poco se comienzan a forjar lazos entre todos los que vamos en este camión: ¿Por qué te hiciste fan de los Steelers? ¿Cuál es el juego que más disfrutaste de Pittsburgh? Las anécdotas comienzan a salir poco a poco. Una de mis favoritas es la de Itzel y Sergio Palomares:
"Estamos cumpliendo el sueño del abuelo. El siempre quiso ir al estadio de Pittsburgh. Me acuerdo que cuando era niños todos los domingos se sentaba enfrente de la tele, le bajaba el volumen, ponía música clásica de fondo y empezaba a ver los juegos. Al principio no le entendíamos mucho, pero sacaba sus revistas, nos explicaba las reglas y de ahí comenzamos a irle al mismo equipo que el abuelo: los Steelers", fue una de las varias conversaciones que tuve con Sergio.
Al mismo tiempo Itzel saca una foto muy antigua: es ella con su abuelo, ambos con una playera de los Steelers. "El día del juego me voy a poner la playera de mi abuelo debajo de todas las chamarras", dejando escapar una sonrisa.
El viaje continúa. Siempre hay alguien con quién platicar y entre los fans de los Steelers presumen su colección de jerseys, artículos autografiados y experiencias con el equipo.
"Los Regios de Acero cumplen 15 años. Nos empezamos a reunir a finales de la Temporada 2002 para ver los partidos y nuestro primer viaje para ver a los Steelers fue en 2004 contra Dallas en el Texas Stadium", me platica Chuy mientras presume el logo del club conmemorativo. A partir del 2013 empezamos a hacer el viaje en camión desde Monterrey a Pittsburgh y poco a poco se ha convertido en toda una experiencia.
"Nos ha tocado nieve, neblina. A veces los viajes duran casi 60 horas, pero no nos importa, estamos aquí para apoyar al equipo", dijo Sergio, otro aficionado de Pittsburgh.
"Yo usé parte del dinero que tenía ahorrado de mi boda para venir", sonriendo me platica Juan Montellano, de Gomez Palacio, Durango. "Mi prometida no está nada contenta, pero todo sea por ver a los Steelers.
En cada destino en donde hacemos parada las personas que están ahí están sorprendidas de ver a tantos Steelers. En Austin, Texas, después de comprar botanas y refrescos, en medio de la nieve, los Regios de Acero comenzaron a cantar "Here we Go, Steelers, here we go" mientras posan para una foto.
Esa es parte de la magia de este viaje. Al principio eran un grupo de desconocidos que sólo tenían en común su amor por los Acereros. Pero el recorrer las carreteras de Estados Unidos sin parar, las "incomodidades" que surgen al viajar en camión, las paradas rápidas para comer y muchos otros detalles van forjando una pequeña hermandad entre todos los que hacen el viaje juntos. Cada anécdota, broma, historia, pregunta y comentario van haciendo más ameno una experiencia que termina por convertirse en algo único y que cualquier fan de los Steelers en México debe de hacer al menos una vez en su vida.
Y no sólo tenemos fans de los Acereros en el camión. Al fondo, recibiendo "carrilla", tenemos alguien enfundado en ropa de los Dallas Cowboys: "Siempre hay un infiltrado en cada viaje, pero no nos importa. Lo bueno es que todos somos fans de la NFL y vamos con gusto a ver partidos sin importar que jueguen otros equipos". Luego comienza a bromear, "de todas formas lo vamos a bajar en Dallas" dice Chuy mientras el resto del grupo aplaude…
Son las 9:45 PM, hora de Pittsburgh. La mayoría de los viajeros está cansado, pero con muchos ánimos. El camión por fin llega a su destino final, el hotel donde se van a hospedar los Regios de Acero. Puedo ver en el rosto de la mayoría emoción y sonrisas, una expresión similar a cuando abres un regalo de Navidad que siempre esperaste, sólo que esta vez fue adelantado. Yo me despido de mis compañeros de viaje temporalmente, ya que los volveré a encontrar en un evento que tiene el equipo planeado para sus aficionados latinos.
Al salir del camión de los Regios de Acero me llevo no sólo un gran viaje, sino más amigos que comparten la pasión que yo tengo por la NFL.